es como cargar con un secreto en el pecho,
saber que hubo palabras
que nunca llegaron a tus labios,
melodías que se quedaron encerradas en el aire.
Es aceptar que amaste,
pero que lo dicho nunca alcanzó,
que entre lo que sentías y lo que pudiste mostrar
hay un vacío enorme,
del tamaño de una canción que todavía espera nacer.
Esa deuda no es con ella solamente,
sino contigo mismo:
porque a veces la canción pendiente
es la forma que tiene el alma
de recordarte que aún guardas amor,
aunque el tiempo se desvanece.
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