gota por gota,
mientras la cascada cae
quebrando el silencio de la montaña.
Tiembla el aire.
Un colibrí cruza ante mí,
bebe del alma del agua
y colorea el paisaje con su vuelo.
Se desvanecen las cimas,
se hunden los abismos;
solo permanece ese pulso,
el de la vida,
cayendo y volando.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario