jueves, 18 de septiembre de 2025

Belleza eterna

Belleza expresada:
el órgano que resucita su melodía,
las letras grabadas en muros dibujando emociones,
los cuadros que atraviesan el tiempo
como portales al alma de quienes alguna vez estuvieron.

Belleza estudiada:
el andar preciso del sol,
la geometría secreta de la estructura,
el saber escrito en las estrellas,
la inteligencia humana
que aprende a descifrarlas.

Belleza en sí:
arte y ciencia
entrelazados en la profundidad de la montaña,
donde nace la obra de la vida.

Amor y muerte,
y la creencia en un Dios,
dan aliento al corazón
que transforma la existencia en creación.

Años de despertares conducen a un nombre:
Guido Buffo,

que levantó su templo con la certeza,
de que el ser es un puente de luz,
una unión entre la tierra y las estrellas,
entre lo fugaz y lo eterno.

Pero también fue un corazón herido,
que buscó en la belleza
el alivio de su pena,
y en la creación
la forma más honda de existir.

Así, su obra permanece,
no solo como memoria,
sino como llamado:
a mirar la vida con los ojos del asombro,
a sentir en la ciencia y en el arte
el mismo pulso de lo divino

donde la vida se hace infinito. 

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